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35 years old and up
2000 to 5000 words
Spanish
Story Content
El sótano olía a serrín y metal. Era el santuario de David, un espacio donde sus fantasías más oscuras tomaban forma. La reciente adición era una cámara de tortura, un proyecto nacido de los fetiches compartidos con su novia, Sofía.
Sin embargo, Sofía estaba de viaje. La frustración lo invadió. Tanto esfuerzo y nadie con quien compartirlo. Justo en ese momento, una voz resonó desde las escaleras: "¡David, baja a cenar! ¡Estoy harta de llamarte!"
Era su madre, Elena. Una mujer curvilínea en sus cuarenta y tantos, que aún conservaba la belleza de la juventud. David tuvo una idea descabellada, un pensamiento que lo horrorizó y excitó a partes iguales.
La culpa no tardó en llegar, pero la excitación era más fuerte. La imaginó en su cámara de tortura. Desechó el pensamiento. Trató de alejar la imagen.
Decidido, apagó las luces del sótano y subió las escaleras. Elena estaba en la cocina, lavando los platos. "Mamá, lo siento. Estaba concentrado en un proyecto."
"Más te vale", respondió Elena, secándose las manos. "La cena se enfría."
David esperó hasta que Elena terminó de lavar los trastes y ella no volteara a ver. Acercó un trapo empapado en cloroformo a su rostro. Luchó un poco, pero pronto se desvaneció en sus brazos.
Con un nudo en la garganta, llevó a Elena al sótano. Le quitó la ropa, uno por uno. Sus pechos enormes llamaron su atención, eran más grandes de lo que recordaba. Pasó saliva.
La ató a la cámara de tortura, extendiendo sus brazos y piernas. El cuero frío contra su piel la hizo estremecerse. David sintió un escalofrío, era demasiado tarde para arrepentirse. Ella despertaba.
Elena gimió. "¡Maldita sea, me duele mucho la cabeza!"
Abrió los ojos, confundida. "¿Dónde estoy? ¿Y por qué diablos estoy... desnuda? ¡Oh, Dios mío, David! ¿Estás completamente loco? ¡Bájame de inmediato!"
"Cállate, perra, y disfruta el proceso", escupió David, colocando una gag ball en su boca para evitar que siguiera gritando.
Con la palma de su mano la azotó en sus pechos y en el trasero repetidas veces, tomo un látigo y volvió a golpearle en sus pechos y trasero.
Luego, David sacó dos inyecciones. "Ya que entraste en calor, es hora de decirte para qué son estas agujas. Compré esta mierda en eBay. Hará que tus gordas tetas produzcan leche como una puta vaca".
Elena gritó ahogadamente tras la mordaza cuando él clavó la aguja en uno de sus pezones. En segundos, la leche comenzó a brotar. Lo repitió en el otro pecho.
"Es una mala manera de desperdiciar una leche materna tan preciosa", murmuró David. "Pero no te preocupes, mami. ¡Te ordeñaré en seco con mi supermáquina!".
Conectó una máquina extractora a sus pechos. Los succionó con fuerza. Cerró los ojos disfrutando del calor sexual y del placer casi prohibido que esa situación ofrecía.
Finalmente, la dejó tendida en el suelo, aún atada. Se inclinó sobre ella. "Es hora de darle de comer con mi espeso esperma a ese agujero, puta!".
Tras verter su semilla en la boca de su madre la dejo agotada, luego puso otra vez el trapo en su boca y la volvió a dejar inconsiente.
La desató, la limpió, la vistió y la llevó de vuelta a su cama. El cloroformo se encargaría del resto. Ella no recordaría nada.
Elena despertó con una sensación extraña. Su cabeza daba vueltas. Se sentó en la cama, tratando de ordenar sus pensamientos. ¿Había sido un sueño? Al no ver marcas de los azotes pensó: ¿Fue un sueño? No recordaba haberse acostado, simplemente cerró los ojos mientras estaba sentada. Todo era borroso.
Sus pechos se sentían raros. Los apretó un poco recordando lo de la leche en el sueño donde además fue ordeñada, era extraño. ¿O fue un sueño demasiado real? Dejó de lado la idea. Solo un mal sueño, se dijo.
Se levantó y caminó hacia el baño. En la cama notó un líquido transparente, era una pequeña gota, casi imperceptible pero ella no lo noto, asumiendo que era sudor. En ese instante escucho una voz desde la cocina. Su hijo gritando que el desayuno está servido, además agregó que está haciendo un experimento con una receta de café especial y debe probarla lo antes posible.
"Quieres leche en tu café?", preguntó David con una sonrisa. Ella asintió sin sospechar nada.
La leche en su café sabía diferente de la leche que normalmente compraban. Era más dulce, más rica, con un sabor sutil que le resultaba vagamente familiar. Se sentía extraña, una experiencia a medias entre recuerdos y placer.
"Ganamos un concurso. Nos enviaron un montón de leche orgánica. Es increíble, ¿verdad?", mintió David, señalando el refrigerador. Abrió la puerta mostrando decenas de galones de leche, alrededor de 16 botellas.
las etiquetas del refrigerador de la cocina tenían escrito: leche 100% Organica de vaca, y tenían la imagen de: una vaca feliz en un prado.
Mientras Elena desayunaba, David bajó al sótano. Abrió un mini refrigerador lleno de botellas de leche también eran alrededor de unas 16 botellas más o menos. Eran las que no cabían en el refrigerador de arriba.
las botellas del mini refrigerador tenían etiquetas diferentes a las del refrigerador de la cocina las del mini refrigerador decían: Leche de vaca suprema 100% orgánica Premium, Contenido enriquecido con omegas 3,6,9, Prolactina, Vitamina A,D,E,K., y tenían la imagen de: Un rostro con unos labios voluptuosos sonriendo con dos gotas cayendo como si fueran lagrimas, de un tono blanquecino.
Cada una tenía una fecha y una numeración meticulosa. Contó cada botella de ambos refrigeradores.
Se sentó frente a su ordenador. Buscó información sobre inyecciones, las inyecciones de prolactina, la lactancia inducida con estas, el tiempo en hacer efecto con las inyecciones para que no despierte sospechas su madre.
Encontró más información interesante de las inyecciones. Las anotó. Encontro que en mujeres que ya han lactado la respuesta a la inyección puede ser mucho mas rápida. Y eso podría explicar que en ella hubiera actuado tan rápido la inyección, el factor de que produjera leche rápido aunque hacia años que no lactaba, las inyecciones contenían una muy alta dosis de prolactina, la glándula se estimularia incluso si el sueño de esa noche era una alucinación producto del somnífero o un sueño vívido.
Según lo que encontró desaparece despues de horas y por eso cuando su madre despertó solo salieron pequeñas gotas que ella confundió con sudor ya que eran residuos de las inyecciones que casi desaparecen por completo. Él había previsto esto y casi las olía.
Luego encontró la sobredosis o dosis en exceso podría hacer que se activara de manera prolongada la producción de leche y así poder mantener el estado por horas, además era perfecta la manera en la que actúan las inyecciones, solo después de haber lactado se podían volver a utilizar.
Sonrió. Le había encantado el resultado, ver los pechos llenos y palpitantes produciendo un fluido para amamantar a un crío humano pero que lo estaría saboreando el con lujuria morbosa
En una parte de su cerebro le atormentó ligeramente el daño infligido, pero las recompensas carnales sobrepasaron por mucho este pequeño sentimiento, planeando repetir tan maravillosa situación.
Sonó su teléfono. Era Sofía. "Hola, cariño. Ya probé la cámara de tortura", dijo David.
En lugar de horrorizarse, Sofía soltó una risita. "¡No puedo esperar a volver y probarla yo misma! ¿Y cómo está la leche de tu madre?¿"
Mientras tanto, Elena se miraba al espejo. Sus pechos se sentían hinchados, un poco más grandes, pero era una sensación sutil. "Debo estar imaginándolo", pensó, descartando la idea.
Fue un sueño muy raro... Su madre se pregunta porque soño eso. Sus senos continuaban produciendo leche residual. De los dos, en especial del lado derecho pero era tan discreto que creyó era producto del calor ambiental. Aunque sentía una punzada ligera, asumió que era producto de la nada.